_ Hay, hay que se me
cabrea.
_ ¡Si!
_ Anda ya, ha estado
chulo.
_ Para vosotros si, para
mi no.
_ Sabes que te quiero
mucho chiquitaja.
_ Y yo a ti feillo.
_ ¿Feillo?
_ Si. _Me reí._ Es broma
precioso.
Entonces me dio un besito
en la mejilla.
_ Ya te vale tener tan
buena puntería.
_ ¿Qué?
_ Nada, paridas mías. _Yo
me partía de risa. _ Espera… se me ha
olvidado hacer algo… ¡Ah si!, ¡matarte!
En ese preciso momento
salió corriendo de la habitación y yo detrás. Pasé por delante de la habitación
de antes y me quede parada… que bien se lo estaban pasando el abuelito ese y la
señorita que había contratado.
Salí otra vez corriendo,
¡el tío me estaba esperando y todo!
De pronto apareció David
en mitad del pasillo y me lo llevé por delante por decirlo de alguna forma.
_ ¡Madre mía que
velocidad!_ Se reía.
_ ¡Mato a Blas! Y luego
vengo a matarte a ti que tú también te has reído. _Le mire de reojo.
_Venga, relájate y déjalo
pasar.
_Vale, pero porque me lo
pides tú David.
Entonces se acercó Blas.
_ ¿Ya estás más
tranquila?
_ Habló el que me había
encerrado en una habitación con él.
_ ¿Qué has hecho qué?
_Preguntó boquiabierto.
_ Venía detrás mía, me
escondí en mi habitación y cuando pasó la cogí y la encerré conmigo para hablar
a ver si se tranquilizaba, pero no ha habido manera.
_ Seguro que solo ha
pasado eso. _Nos guiñó un ojo.
_ ¡Oye!
_ Pues bien que me has
dicho que ojalá tuviera peor puntería cuando te he dado el beso…
Me quedé callada y se
empezaron a reír. Entonces vino Carlos.
_ ¿Vamos a comer?
Inés venía detrás.
_ Si venga, que me muero
de hambre.
Lleguemos al restaurante
y pedimos mesa. Nos la dieron al lado le da ventana desde donde se podía ver el
reflejo de la luna en el mar. Las bombillitas que habían allí desprendían una
luz suave así que aquello parecía una cena romántica, si no fuera porque éramos
tantos. Yo me senté justito al lado de la ventana y David, como no, se sentó a
mi lado.
_Que bonito, ¿a qué si?
_Lo único que falla aquí
eres tú. _Me empecé a partir de risa. _No, no. Es broma. Eres lo mejor que hay.
_Le sonreí.
_ Si es que no me tenía
que pedir nada y te tenía que comer a ti. ¡Mira que eres mona!
_Gracias jeje.
Terminemos de comer,
nuestras cosas las había dejado Dani en las habitaciones en las que teníamos
que dormir.
A mi me había tocado
dormir con David y no se porque, porque Maica, Lucía y Inés dormían solas en la
habitación de al lado. Lleguemos y sacó la tarjetita para abrir la puerta.
_ A ver si te gusta la
habitación, es una habitación especial.
Abrió y me quedé
boquiabierta, esa habitación era diferente a la de los demás, que las había
visto antes de llegar a esta. Había una cama de matrimonio enorme (cosa que
hizo que me empezara a reír descontroladamente), todas las cortinas, alfombras
y juegos de cama eran blancos con detallitos rojos y una lámpara preciosísima
de cristalitos. Un armario enorme y mis cosas en una silla al lado de un
escritorio blanco también muy bonito y dos mesitas de noche a juego con el
escritorio con dos lamparitas rojas.
_ ¿La has pedido
expresamente verdad?
_Ya te gustaría. _Me
guiñó un ojo. _No cuela, ¿verdad? Vale, si.
Me empecé a reír. Me puse
mi pijama y me metí en la cama.
_ Que cómoda, esta me la
llevo yo mañana en la mochila.
Nos reímos los dos y el
también se acostó a mi lado.
_ Que sensación más
extraña tengo. _Me dijo.
_ Cual, ¿esta? _Empecé a
buscarle las cosquillas.
_ No tengo cosquillas.
_Se reía.
_Pues ya somos dos.
Nos quedemos mirándonos.
Era un poco extraño estar allí con él, en la misma cama, solos los dos y encima
él estaba en ropa interior porque con la calefacción del hotel parecía verano.
Entonces le di la espalda, me cogió por la cintura y se puso a cantarme
susurrándome al oído “Cartas Entrelazadas”.
_Me estás tomando el
pelo. _Me reía.
_ ¿Por qué lo dices?
_ Porque todo esto… no
puede ser.
_ Si que puede.
Ese comentario hizo que me girara de golpe
hacia él.
_ ¿Cómo?
_ Comiendo. _Se reía_ Es
que no se ni lo que digo.
Se giró y no quería
mirarme, no había forma hasta que me tiré encima de él a lo bruto y lo que hizo
fue ponerse encima de mí.
_ Esto queda raro.
Se meaba de la risa.
_Pero se está a gusto.
_Me decía.
_ ¿Em?
_ Nada.
_Niño, te vas a mear de
la risa y nada más me falta que tener que dormir en vaqueros.
_ Pues duermes en ropa
interior como yo.
_ ¡Si hombre!
_ Venga ya, pero si
tienes calor, se te nota.
Me quedé mirándole con
mala cara. Se levantó, fue al lavabo y me quedé allí con mi pijamita puesto. De
pronto apareció con una botella llena de agua en las manos, además abierta.
_ ¿Has ido a beber agua?
_ No es para beber.
_ ¿Entonces para qué?
_Porque voy a ser malo y
voy a hacer que te quites el pijama.
_ ¡No!
_ ¡Si!
Me tiró toda el agua
encima, por lo que me tuve que quitar el pijama y encima no llegaba a donde me
había puesto la ropa para que no la cogiera.
_ Lo has conseguido,
¿contento?
_No sabes cuanto. Bueno,
ahora estamos los dos en ropa interior, en la misma cama y todo…
_ Loco.
_Mucho. _Se reía. _Que
guapa eres.
_ ¡Si, ya!
_Pues si.
_Bueno, bueno. Vamos a
dejarlo anda.
Nos reíamos.
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Hola!!! perdon por el retraso esque no he tenido tiempo de nada y la inspiracion tampoco es que este muy presente ultimamente... jajajajaja bueno gracias por leer, un beso :D